lunes, 14 de noviembre de 2011

El Viaje de Obi Wan

José Ramón, en adelante ObiWan; es un tipo sencillo, simpático y agradable, vamos, como cualquiera, o casi cualquiera.

Y como cualquiera, tiene ilusiones, ideales, metas…. Una de sus pasiones, la de conducir, la compartimos en un foro de una marca automovilística concreta.

Un buen dia, Obi cumple uno de sus “sueños”, adquirir una buena máquina, una de esas berlinas que aúnan buenas prestaciones, confort y lujo en proporciones equilibradas. Ahora podía disfrutar más de su pasión. Es entonces, cuándo le detectan una enfermedad congénita degenerativa que, con el tiempo le privará de ese placer que tanto disfruta.

La mayoría de nosotros caeríamos en una fase de tristeza o depresión por esa situación, pero Obi, nos demuestra la tremenda fuerza interior que tiene y se lanza a la aventura. Lo consulta con su mujer, pues tiene 2 hijos pequeños; con sus médicos, pues tiene que realizar sesiones periódicas de rehabilitación para minimizar el deterioro y nos sorprende con un “road trip” para conocer ciudades y a los foreros que pudiésemos citarnos por su camino.

Quería hacerme eco de su sentir, y consultándolo he decidido que lo mejor es subir su propio testimonio sobre su increíble experiencia….


"El 30 de septiembre no dormí bien. Qué raro.


Ya no sabía si era por los niños, perennes cantantes de ópera nocturna, o por los calentamientos de cabeza autógenos en todo proceso de baja laboral.

Cuando la almohada no me ayuda a conciliar el sueño, estimula mis locuras. Me levanté y di una primera forma a lo que sería la experiencia al volante más bonita que he tenido.

Las preocupaciones en ese momento, máquina y cuerpo a parte, pasaban por conseguir bendiciones médicas y familiares.

Consulté con mi doctora y mi fisioterapeuta. Se podía encajar un descanso para finales del mes de Octubre, pues llevaría unos 45 días de tratamiento.

Consulté con mi familia, el anillo interior y el anillo exterior. Mi mujer, en el interior, se lo tomó bien creyendo que serían 2 días … y no tan bien cuando comprobó lo que finalmente ha sido. Después se emocionaría tras comprobar lo que encontré en el camino. Siento decir que mis padres, en el anillo exterior, se han quedado al margen. Sólo mi madre atinó a desearme suerte la tarde anterior al viaje. Es ley de vida, pero no deja de ser triste, ver cómo tus padres se van quedando fuera mientras que mujer e hijos son los que participan de estas nuevas experiencias.

En mi cabeza daban vueltas dos opciones, hacer un recorrido largo para visitar alguna ciudad en el extranjero o hacer un recorrido igual de extenso para conocer a la gente que me está ayudando a superar, sin saberlo ellos seguramente, esta enfermedad. Como ya sabéis elegí la segunda opción, encontraros a vosotros.

Los andaluces fueron los primeros en cruzar mensajes privados en el foro conmigo cuando me registré, correspondía ahora recoger el guante y devolverlo en Puerto Banús, primera parada. Y no hubo mejor manera de iniciar este viaje que con los tres foreros que me acompañaron hasta allí, David76, Tazman y Msevag. Si flaqueaba al inicio sabía que los tenía bloqueando la escapatoria.

Las sorpresas comenzaban, Pepe me regalaba un polo muy bonito, David y Emilio el llavero de la serie 5 chapado en oro de 24k.


La segunda parada sería en Cáceres. Era lo más inteligente para llegar a desayunar a Salamanca al día siguiente. Tengo marcada la primera aparición de ObiWan sin compañía ante unos perfectos desconocidos en el pequeño hotel extremeño. Qué sensación de tranquilidad más bonita al conocerlos. Era como si hubiésemos sido amigos toda la vida. Ver que comparto algo más que la pasión por la conducción con Maco, me transmitió fuerzas.

La velada se alargó bastante para ser lunes y la salida el martes fue temprana, a las 7 de la mañana estaba fuera de Cáceres con la noche bien metida aún, rumbo del norte.

Recuerdo que me amaneció bordeando Salamanca por la Ruta de la Plata. El sol acarició el coche y me recordó que tenía que haber avisado a Jiro. Había salido a mi encuentro unos kilómetros antes de la ciudad, pero con las medias de velocidad que traía lo pasé a todo trapo rumbo del punto de encuentro. Asistí a una lección magistral de historia del foro, condensada en media horita de cafetería en el hotel Helmántico. Salimos al exterior, fotos, chucherías, pegatina y rumbo a Zamora para enlazar la diagonal por la N631 hasta encontrar la Autovía de las Rías Bajas cerca de Mombuey.

La emoción que sentía me hacía pensar que mi coche tenía cualidades meteorológicas sobrenaturales, abría el cielo a su paso y el mal tiempo era sólo un recuerdo marbellí. Nada más lejos de la realidad.

El clima de Galicia es impredecible. Me cayó nieve, ventisca, niebla y agua a cántaros. Iba rezando cuando sonó Kratzer al teléfono para darme la puntilla. Me preparó para lo peor en Vigo, haciéndome pensar después si el coche flotaría o si hubiese sido posible meter unos remos en el maletero. De nuevo vuelta a la realidad, llegué a la ciudad y me encontré un sol de escándalo que invitaba a ponerse de manga corta. Menudo desconcierto con la ropa.



Galicia hospedaba al ejército de e36 más grande, según proporción de asistentes, que he visto. Tal y cómo me comentó algún compañero, es el coche regional por excelencia. Creo que no debe haber joven que no cumpla los 18 años y no quiera un BMW, y eso debería justificar ser la región con más Guardia Civil que me salió al paso. 8 patrullas hasta Vigo, 4 hasta salir de la región. Si sumamos los radares pensaríais que estábamos en “A todo gas, Vigo Race”.



Primera puntilla al estómago. Cargado de pizza y solomillo del día anterior me encasqueté un arroz de mariscos de los que no sabía ni que existían. La gente en sintonía con el día anterior, estupenda. Algunos bajaron desde Santiago a comer con la climatología que hizo, otros interrumpieron la jornada laboral y aprovecharon las horas de descanso para pasar a saludar. Eso es el BMWFaq.

¿Y qué suele pasar cuando disfrutas cada uno de los momentos por si no se vuelven a repetir? Que no miras el reloj.

Eran las seis menos cuarto cuando salía de Vigo siguiendo a Yago y su Picasso. Había quedado con Reihesechs en Llanera (al ladito de Oviedo) y el navegador del coche me indicaba como hora de llegada las 10:45. Me acordé del conejo de Alicia en el País de las Maravillas, llegaba tarde. El navegador se equivocó en 1:40 horas. Aparecí por la Cueva del Pulpo, lugar de encuentro a las 9:05 horas, y un poquito después, siguiendo a Reihe, en el lugar de reunión. Continuamos con el “sadomasoquismo estomacal” y me enchufé dos trocitos de queso de Cabrales que estimularon sueños “revueltos” durante toda la noche.

Afortunadamente el alojamiento en Asturias fue magnífico, casa de Reihe, y me permitió rezar toda la santa noche para hacer la digestión de todo lo que había metido en mi hormigonera estomacal. Asturd, se trajo a mujer e hijo a saludar con unas botellas de sidrina y licor hijoputa y marcharon a trabajar. A las 10 de la noche, lo considero una actitud encomiable, así como el resto de compañeros, que me esperaron para compartir mesa y mantel en la parrilla.

Al terminar de cenar me dieron 5 euros que sobraban de propina para lavar el coche. Se me hacía raro ir por ahí sin pagar y encima cobrando por comer. Pasó lo mismo en Puerto Banús. (Por cierto, el coche ya se lavó).

A la mañana siguiente despedida temprana de Fernando en su casa y rumbo a Covadonga a ver a la Santina. Cálido y Tizuuu me aconsejaron autopista hasta Ribadesella y volver hacia atrás en diagonal para subir hasta Cangas. Yo emocionado a hasta las trancas por ver delante de mí una carretera nacional que me llevaba hasta el sitio no les hice caso. Error, no vería a la Santina.

Fui adelantando a diestro y siniestro por la nacional hasta que me encontré una patrulla de la guardia civil que me escoltó abriendo paso a 50 – 70 km/h hasta la subida a Cangas. No los adelanté porque ponía en el Alfa varias letras que me asustaban, al margen de las luces rotativas … Q4, 2.4 jtdm. Eso tenía que correr.

Lejos de cabrearme más de lo que ya estaba, salí zumbando bordeando el Sella hasta coger la Autovía del Cantábrico rumbo al este, hacia Castro Urdiales.

Paré en Castro Urdiales para formar comitiva con los compañeros hasta Bilbao. Señalar que Correcaminos se acercó a Castro y nos acompañó hasta Euskadi a saludar. Más muestras de la grandeza de este foro, aunque yo creo que no vino por nosotros, nos acompañó por los pintxos vascos. Qué ricos.

En Bilbao, lección gastronómica. Nos vimos en el aparcamiento que hay cerca del Puente Euskalduna y desde allí a aparcar frente al Ayuntamiento. Dos pasitos y por la Plaza de San Nicolás a la Plaza Nueva a comer pintxitos ricos ricos. Después del aperitivo, rumbo a la escuela de hostelería La Artxanda, donde nos pusimos a jamar como condenados. Hace gracia saberse conejillos de indias de los que serán los cocineros del futuro en todo el país. Menudo criadero de buenos chefs que tienen en el norte.

La parte amarga de mi visita salía a relucir de nuevo. Tenía que partir rumbo al siguiente destino y dejar atrás la ciudad que más me impresionó, tal vez porque no la conocía, tal vez porque superó mis expectativas.

A última hora de la tarde llegaba a Pamplona y en el hotel me esperaba el médico del tour, Dani Bosch. Encuentro rápido en el hall y ya se quedaría hasta el final. Merienda rápida de un pastel calórico de chorizo que preparó la mujer de Reihe para desayunar y que había guardado hasta entonces. La verdad, no tenía hambre, pero me rijo por la Ley del Pobre, “reventar antes de que sobre”. Fue un honor Fernando darle caza y fin a la “trenza circular de chorizo”.

Para seguir con esta dinámica gastronómica “low-fat”, conseguí enlazar merienda con cena, sueño de todo gordito como yo. Cesar (Cuadrado), llegó puntual para enseñarnos que el F10 de Bosch no podía seguir al biturbofrutero calamar del pamplonica.

Siempre me quedará la duda. Creo que Bosch fue blandito con el acelerador. El menda al volante no habría permitido tanta diferencia. Y menos con la suspensión adaptativa.

Cuadrado nos llevó a un asador para comernos media vaca y una menestra de verduras con jamón. Qué ricas estaban las viandas. Tan ricas que me lo comí todo y a las 3 de la mañana estaba gritándole de rodillas al señor Roca en la habitación del hotel. Puta Ley del Pobre, pero en fin, nada mejor que hacer hueco para seguir el ritmo.

A la mañana siguiente, jueves, salimos pitando hacia Logroño, llevándome un susto considerable. Nadie me había dicho que la Policía Foral de Navarra viste los vehículos como los bomberos de mi pueblo. Creyendo que Dani me permitía el paso tras un frutero rojo con lucecitas, aceleré a fondo hasta que me di cuenta de quiénes eran. Por poco y no les arranco las pegatinas de cuajo. Recuperé posición detrás de Bosch y hacia La Rioja.

Allí nos esperaban BMiguelW (con su Porsche), y Maylonga (con su Nissan Serena). Deportividad y comodidad en divergencia absoluta. Desayunamos en una cafetería del centro comercial donde curra Maylonga unos donuts francamente grandes, y para empujarlos hacia el intestino grueso, los rematamos con unos bocatas de jamón media hora después en el mismo centro comercial. Hice caso de la recomendación de Miguel y compré un maletín de coches de juguete para mis hijos. Menos mal.


De nuevo aparecía el agua en formato “Diluvio Universal” camino a Zaragoza. Nos mantuvo en velocidades bastante bajas para las que traíamos hasta que nos adelantamos a las nubes. Recuperamos velocidad de crucero y llegamos a la Estación de Servicio donde nos esperaba el “gran” Antuanz, Pedro 6844 y Jose_Igna. Mi mente distraída nos colocó rápidamente en otros roles, allí estaban esperando Chewbacca, Han Solo y Luke Skywalker, a los dos Xwing Fighters blancos pilotados por ObiWan y Yodabosch. Fue el episodio friqui-mental más divertido del viaje.


Nos guiaron a un palacete rehabilitado como restaurante, chill out, lounge y demás misticismos de la hostelería actual para seguir con la media de engullimiento. Viva la carne de matanza del cochino y carne de cordero lechal maño. No sufráis y que no se os revuelvan las tripas, porque antes nos comimos siguiendo los cánones de la buena praxis alimentaria, una ensalada bien adobada. Es el truco para no engordar.



Tras unas copichuelas rápidas en el lugar, salimos zumbando hacia Barcelona, donde Dani me mostraría lo que es una autovía de 2 carriles con camiones ocupando permanentemente el carril de la derecha. Llegamos una media hora tarde a Sant Celoni y de cabeza al hotel, que me encontré pagado por Xavilou y tras desaguar, directos al Wok.

Había un grupo de gente de considerables dimensiones esperando en la puerta del Wok. Saludé a todos y cuando había llegado al final ya no me acordaba como se llamaba el primero. Y más aún cuando unos se presentaban con el nombre real y otros con el nombre artístico faqero.

Menuda paliza de comer marisco que me dí. Era como un concierto en directo, pero eligiendo las canciones tu mismo. Te levantabas de la mesa, te ibas al buffet, cargabas de gambas, sepias, calamares y te ibas a una barra tras la que había un chino dándole al tema con su plancha de 2 metros. La anécdota, una china escurrida por los suelos.

Lo más bonito fue terminar de cenar, hacer como que nos íbamos a tomar unas copas, quedarnos en el parking donde estaban los coches hablando hasta que empezó a llover. Si no para, todavía estamos allí solucionando los problemas de la automoción moderna.

A la mañana siguiente más agua a cántaros. Xavi se levantó tempranito para acompañarnos a desayunar a una buena cafetería con bollería recién hecha. Y qué buena estaba la repostera.

Tras la despedida, rumbo a Madrid, tardando una horita y media en hacer 40 kilómetros de salida de Barcelona. El resto del camino, sin complicaciones. Llegando al sitio donde trabajaba RainMan. Dani y yo lo acompañamos a comer y salimos hacia el lugar de descanso, no sin antes intentar hacer unos donuts en una “explanada desierta y cerrada al tráfico”. No conseguimos nada, ni desconectando todos los controles.

Llegamos al hotel e hicimos un amago de siesta. Estábamos cerca del sitio de celebración elegido por Bot a tal efecto. Es el primer hotel que encontrábamos en el camino con WIFI sin restricciones, videollamada a la parienta y bronca por haber cogido unos kilillos. Joder, es increíble cómo se pasa del amor al odio en 2 segundos. Maldito facetime del iPhone.

Tras dialogar brevemente con el Sr. Roca y exponerle las pruebas de mi ruta gastronómica para su posterior análisis, duchita y rumbo a la cena donde Antonio había organizado el tema en Madrid. Lo único que recuerdo al entrar es que había mucha gente, que saludé a unos cuantos y que cuando miré a la izquierda, estaba Tazman, había venido de Torrevieja para acompañarme de nuevo. Fue una sorpresa y alegría. Evidentemente luego me lo llevaría al hotel, pero quedándose en otra habitación.

La cena de Madrid estupenda, la gente en la dinámica del viaje, muy agradable y simpática. Y además algunos vinieron con pareja, SI, había mujeres por lo que el viaje perdió de un “plumazo” los tintes “BrokeBack Mountain” que asomaban sospechosamente desde el principio (con la aparición de 4 mujeres en 9 celebraciones, parecía el Viaje Gay de ObiWan).

Después de cenar, copichuelas en un garito cercano dentro de un centro comercial con los que aguantaron un poquito más. En seguida nos recogimos.

A la mañana siguiente, fruto del ánimo de algunos compañeros durante la cena, Flynn, Strap y Gus, nos esperaban rumbo a Madridejos con su m3 y los dos Cobras. Cómo sonaban los bichos. Es bonito ver como la gente te pide que abras el capó de un coche de estos y hacerse fotos con ellos.

Llegamos a Madridejos, capital real de Toledo, donde esperaban los últimos 3 compañeros a la comitiva, con regalos a mogollón y comida riquísima. Jmborja, Peluso y Perlanegra. Después copa light y rumbo a las Murcias. La velada se alargó hasta las 6:45 de la tarde aproximadamente. A las 20:52 estaba aparcando en Murcia.

Eliminé la última parada en Caudete para llegar a ver a mis hijos despiertos. Sólo estaba en pie el mayor cuando llegué, pero me bastó.

Lo poco que dormí esa noche (y las posteriores) siempre ha sido con una sonrisa.






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